martes, 24 de noviembre de 2009

Algo de tiempo

Algo que me lleva fascinando desde que tengo uso de razón es lo rápido que pasa el tiempo. Algo de lo que estoy convencida es de que no hay un tiempo determinado para cada cosa. Algo que echaré de menos será este tiempo, mejor dicho, esta época en la que realmente no tenemos nada que perder, época en la que el mundo se acaba un poco más allá de nuestros mejores amigos. Algo que no quiero es perder la noción del tiempo con la vejez. Algo que me gustaría sería permanecer en el tiempo, en la memoria de aquellos que me quieren o, por lo menos, querían. Algo que me da miedo es que el tiempo cada vez se escapa más rápido de nuestras manos. Y algo de lo que estoy segura es de que NUNCA voy a perder el tiempo, que el tiempo pasa y los recuerdos permanecen, que mi vida será un recuerdo y que lo que quiero recordar son BUENOS RECUERDOS.

lunes, 16 de noviembre de 2009

La vida es bella

¡Buenos días, princesa!

martes, 10 de noviembre de 2009

Moulin Rouge

Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y entonces un día no precisamente especial cogí mi maquina de escribir, me senté y escribí nuestra historia, una historia sobre una época, una historia sobre un lugar, una historia sobre la gente, pero por encima de todo una historia sobre el amor, un amor que vivirá para siempre.

The greatest thing, you'll ever learn, is just to love... and be loved in return.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Iris

El hombre duplicado

"[...] De verdad, no sé de dónde sacas una idea tan peregrina como ésta, decir que no te quiero, Me lo explicaste con bastante claridad la última vez que estuvimos juntos, Nunca te he dicho que no te quisiera, nunca te he dicho que no te quiero, En cuestiones de corazón, que tan poco conoces, hasta el más obtuso entendedor comprende la mitad que no llegó a decirse. [...] Qué locos somos, qué estúpidos hemos sido, y uno de ellos, misericordioso, calla la respuesta justa que sería, Tú, tal vez, yo he estado esperándote, aunque parezca imposible, es este silencio lleno de palabras no dichas el que salva lo que se creía perdido. [...]"

"A veces nos preguntamos por qué la felicidad tarda tanto en llegar,por qué no vino antes,pero si nos aparece de repente,cuando ya no la esperábamos,entonces lo más probable es que no sepamos qué hacer con ella,y la cuestión no es tanto elegir entre reír o llorar,es la secreta angustia de pensar que tal vez no consigamos estar a su altura"

El hombre duplicado, José Saramago

martes, 3 de noviembre de 2009

Receta de verano

"Le escuché sin interrumpirle, sin dejar tampoco de hojear el libro. Luego le miré, me sonreía, le sonreí, y pensé que debería darle dos besos para agradecerle el detalle, pero no conseguí moverme. Era la misma extraña parálisis de la primera vez, pero no llegué a reconocerla. No tuve tiempo. Cuando él dio un paso hacia mí, mis pies le respondieron acortando la distancia en la misma medida. Cuando extendió los brazos hasta posarlos en mis hombros, mis manos dejaron caer el recetario al suelo. Cuando colocó el brazo derecho a la altura de mis omóplatos y rodeó mi cintura con el izquierdo, mis dedos ya se estaban tocando detrás de su nuca. Cuando me besó, le besé, y él me besó, y yo le besé, y me besó, y le besé, y el mundo se hizo líquido, caliente, pequeño, tenía la piel áspera, la lengua dulce, todo era áspero y dulce, y cabía en la frontera simétrica de nuestros labios pegados, que se despegaban a veces, y se volvían a pegar para encontrar otro sabor que era fresco y a la vez ardía, y yo nunca había besado a nadie así, nunca había sentido esa necesidad implacable de besar, y de besar más, de seguir besando, como si me jugara la vida al borde de la boca, como si más allá del cuerpo que abrazaba no existiera nada, como si los brazos que me estrechaban me protegieran de un vacío negro y compacto que codiciaba la fuerza de mis propios brazos. La intimidad tenía un sonido, pero también un tacto, y un gusto especiado, goloso, tan placentero como ningún sabor. Lo sé porque cuando sonó el teléfono, Rober me soltó, se separó de mí con cierta precipitada brusquedad, y yo estaba vestida, y nunca me había sentido tan desnuda como entonces.

[...]

Pero no se movió. Yo tampoco. Me quedé quieta, inmóvil, en el mismo sitio donde me había dejado, incapaz de pensar, de calcular, de decidir ninguna cosa. Sólo sabía que quería besarle, besarle más, seguir besándole, y que la magnitud de mi propio deseo me paralizaba. Por eso le miré sin decir nada, con los ojos muy abiertos, y él cerro los suyos, vino hacia mí, y me besó.

El teléfono sonó dos veces más, pero en un sitio diferente al lugar donde nos besábamos. Yo estaba apoyada en la pared y Rober, que había dejado de murmurar que aquello era una locura, una locura, se apretaba contra mí, recorriendo mi cuerpo con las manos como si estuviera ciego, cuando un claxon tan potente que vibró en el cristal para que yo lo sintiera en toda la espalda, nos devolvió de golpe al mundo real donde los teléfonos sólo saben sonar de una manera."


Estaciones de paso, Almudena Grandes

Nos sobran los motivos

"Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojalá. Estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás. Este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré. Ahórrate el acuse de recibo, estas vísperas son las de después. A este ruido, tan huérfano de padre, no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir. Este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca, estos ojos... No lloran más por ti."

Nos sobran los motivos - Joaquín Sabina
 
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